¿Quieres optimizar tu rendimiento y mejorar tu salud mental? Existen ciertos hábitos que puedes poner en práctica cada noche antes de acostarte para ser una persona más organizada y productiva en tu rutina diaria.
5 hábitos de éxito para poner en práctica antes de irte a dormir
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Aunque suene obvio, resulta crucial darle a tu mente pautas para el día siguiente antes de apagar la luz. Tómate unos minutos para programar y optimizar tu día, aislando los objetivos más importantes y ordenándolos según su prioridad.
- Visualiza los logros: Es importante dedicar un tiempo a la autoconciencia sobre los logros alcanzados y el éxito obtenido, reflexionando acerca de tus intenciones y de tus próximas metas, con los consiguientes obstáculos que implican. Puedes escribir sobre ello y antes de dormir, recurrir a un rato de meditación para relajarte. Aprende a identificar tus sensaciones y poner el foco en las cosas que van surgiendo en tu vida.
- :Redacta un “diario de gratitud” Esta libreta y su correspondiente hábito son fundamentales para deshacerse de la energía negativa antes de acostarse, evitando problemas de preocupación y ansiedad. El antídoto es escribir tu propio diario de gratitud. ¿En qué consiste? Proponte enumerar, por ejemplo, tres cosas por las que estás agradecido, ya sea en general o con respecto al día que acaba de finalizar. Esto te ayudará a sentirte en paz y mejorar tu energía y optimismo para la próxima jornada.
- Escoge tu ropa: Este hábito puede parecer una tontería, pero es mucho más poderoso de lo que crees y además, te libera de tiempo y energía cognitiva para el amanecer del día siguiente. Esta sencilla rutina te ayudará a ser más meticuloso, organizado y previsor. Un estudio elaborado por la cadena de ropa británica Matalan así lo recomienda, apuntando a que por la noche tardamos un minuto menos y reducimos el estrés.
- Acostarse y levantarse a la misma de hora: Científicos del sueño y expertos en la materia hacen hincapié en este punto, ya que de esta manera contribuimos a un mejor metabolismo, ayudamos a nuestro reloj biológico, nos dormimos más rápido y nos despertamos más descansados y activos, proclives a un mejor rendimiento.
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